Tokio Magnitud 8.0

Mirai Onosawa - Tokio Magnitud 8.0
Natsuko Takahashi / estudio Bones / Kinema Citrus.

Titulo original: Tokio Magunichudo 8.0
personajes: Mirai Onosawa, Yuki Onosawa, Mari Kusanabe, Seiji Onosawa, Masami Onosawa, Christel Takigawa
autor: Natsuko Takahashi
Producción: Huesos, Kinema Citrus
Regia: Masaki Tachibana

País: Japón
AÑO: 9 July 2009
Transmitido en Italia: 22 de agosto de 2011
especie: Dramático
Episodios: 11
Duración: 24 minutos
Edad recomendada: Adolescentes de 13 a 19 años

La serie animada Tokyo Magnitude 8.0 es un espléndido anime escrito por Natsuko Takahashi y creado por los estudios Bones y Kinema Citrus, detrás de la hábil dirección de Masaki Tachibana para un total de 11 episodios. Emitido por primera vez en 2009 en Fuji TV, el anime Tokyo Magnitude 8.0 anticipa de forma impresionante el catastrófico terremoto que azotó Japón el 11 de marzo dos años después. Paradójicamente, las intenciones de los autores eran precisamente mostrar lo que podría haber sucedido en caso de un terremoto de la forma más probable posible, a partir de un pronóstico estadístico según el cual el país, en 2009, habría tenido un 70% de probabilidad de sufrir un terremoto. cataclismo similar en treinta años. La serie era tan realista que hubo que suspenderla tras el terremoto, para no herir la sensibilidad de los familiares de las víctimas. Llegó a Italia gracias a Yamato Video y se emitió a partir del 22 de agosto de 2011 en Rai 4, y más tarde en los canales hombre-ga e trago rai. El anime fue galardonado con el Premio a la Excelencia en 2009 en el Festival de Arte de Medios de Japón.

Tokio, 15.46 horas: un terremoto de 8.0 grados en la escala de Richter, con epicentro en la zona norte de la bahía de Tokio a unos 25 km de profundidad por debajo del nivel del mar, golpeó el centro de la región de Kanto, provocando el colapso y la cosecha de edificios históricos varias víctimas.
Onosawa Mirai es una estudiante de 13 años, insatisfecha con su monótona existencia y aburrida de la vida. Ella es quien nos presenta los hechos, declarando que antes de eso fácilmente pensó que estaría bien para ella, si toda su vida se hubiera ido “al infierno”. Demos un salto atrás.
Es el día de la retirada de las libretas de calificaciones en la escuela de niñas de Rikka y las notas de Mirai han bajado, además la niña tiene dos padres que trabajan y discuten continuamente y un hermano menor, Yuuki, que es un optimista incurable. El día después del cumpleaños de su madre, después de otra pelea entre sus padres, Yuuki le pide permiso a su madre para ir a una exhibición de robots que se llevará a cabo en Odaiba, una isla artificial en la bahía de Tokio, y, dado que la madre tiene que trabajar, será Mirai quien lo acompañe. La niña no está contenta con la idea de tener que amamantar a su hermano pequeño una vez más, pero no tiene otra opción también porque Yuuki está convencido de que quiere ir allí, porque el lugar le recuerda la última vez que la familia fue de viaje. , ella había estado muy feliz. Después de visitar la exhibición y comprar un regalo de cumpleaños para su madre, Yuuki tiene que ir al baño y su hermana lo espera afuera, sin dejar de escribir en su teléfono celular.

Pero justo cuando está enviando a sus amigos un mensaje en el que escribe que estaría bien si el mundo se derrumbara, estalla la furia de un terremoto muy fuerte. Una vez que la conmoción termina, Mirai, quien logró salvarse aferrándose a una barandilla, entra al edificio en ruinas para buscar a Yuuki pero no puede encontrarlo. De repente, una nueva conmoción hace que un techo se derrumbe y Mirai es salvada por una mujer, Kusakabe Mari, que decide ayudarla a encontrar a Yuuki. Recordando que le había pedido a su hermano pequeño que le comprara una bebida, Mirai revisa una tienda de comestibles y finalmente lo encuentra. Una vez fuera del edificio, los tres encuentran refugio en una escalera con muchas otras personas, atrapadas en la isla como ellos, y descubren que sus respectivas casas no están demasiado lejos, por lo que Mari se ofrece a acompañarlos. También necesita irse a casa lo antes posible porque su madre y su hija de cuatro años, Hina, la están esperando. El transporte se interrumpe, pero la guardia costera japonesa ofrece un ferry, la única forma de llegar al otro lado, por lo que una multitud de personas acuden al puerto con la esperanza de encontrar un lugar a bordo. Logran abordar, pero un incendio en el Puente Arcoíris hace que el puente se derrumbe y este caiga al agua provocando una serie de olas que abruman a los pasajeros del barco que partió inmediatamente después del suyo. También en este caso logran salvarse de un pelo y, habiendo llegado al Parque Shiba, finalmente pueden refrescarse con las necesidades básicas distribuidas por la policía. Enervada por las preguntas de su hermano pequeño, Mirai le dice que es culpa suya que estén en esa situación, por lo que el bebé se escapa llorando y se dirige a la Torre de Tokio para tratar de ver si su casa sigue en pie. Mirai lo encuentra y se reconcilian. Poco después, sin embargo, la Torre de Tokio se derrumba y, para salvar a su hermana pequeña, Yuuki se lanza sobre ella y recibe un golpe en la cabeza, pero se levanta y parece que no se ha hecho nada. Habiendo encontrado a Mari, los tres partieron hacia la escuela secundaria Mirai, donde Furuichi, un voluntario anciano, les muestra un lugar fresco donde pueden descansar, pero la noche es agitada debido a las constantes réplicas. Al día siguiente, los tres partieron nuevamente hacia la siguiente parada, el lugar donde trabaja Mari, pero por un anuncio de radio se enteran que en el barrio donde está la casa de Mari se ha producido un incendio y por primera vez. La mujer, incapaz de comunicarse con su madre ni siquiera desde la oficina, pierde el valor y luego se desmaya de anemia.

Afortunadamente, Aya, la colega de Mari, llega y la mujer se recupera, pero Mirai y Yuuki se han ido sin decir nada sobre hacia dónde se dirigen. Aya propone acompañar a los niños, para que Mari pueda correr hacia su hija, pero decide que los acompañará de todos modos y corre a la calle a buscarlos. Los encuentra empujando un ciclomotor a pie que tomaron prestado para permitirle regresar a casa más rápido, pero ahora ha tomado su decisión y el viaje se reanuda. Más adelante, tienen la oportunidad de ver a unos robots de rescate en funcionamiento, ya vistos en la exposición, y conocer a un niño, Kento, un gran aficionado a los robots, que le entrega a Yuuki algunas de sus notas y dibujos. Poco después, Mirai logra salvar a Kento en peligro de muerte. Después de saludarlo, Yuuki se desmaya repentinamente y Mari, quien inmediatamente se da cuenta de la gravedad de la situación, decide llevarlo al hospital. Mirai ya se imagina volver a verlo muerto, pero entonces Mari la sacude y la despierta: su hermano pequeño todavía está bajo el cuchillo y después de una espera muy larga el médico sale del quirófano y reporta que el niño está muerto. Después de unos momentos, Mirai se oye llamar, se despierta y ve que Yuuki está en el jardín del hospital jugando al fútbol con otros niños, así que lo llama y juntos van a buscar a Mari. Mientras tanto la mujer, tras haber recogido un certificado, escucha la televisión y descubre que muchos habitantes de su barrio se han refugiado en una escuela para escapar del incendio, por lo que corre a llamar a Mirai y juntos se van. Mari finalmente llega a casa, pero la encuentra destrozada y comienza a pensar que tanto la madre como la hija murieron en el incendio, tanto que una vez que llegó a la escuela primaria, donde también se ha instalado una morgue, cree para reconocerlos en dos cadáveres, pero Yuuki está convencido de que todavía están vivos y le pide a Mirai que lo ayude a buscarlos. Los dos encuentran a Hina en otro refugio y la llevan de regreso con Mari, luego descubren que su madre está hospitalizada pero no está gravemente herida. Para que Mari cuide a su madre, Mirai decide que es hora de que ella y su hermano encuentren el camino a casa por su cuenta, por lo que aprovechan un viaje en camión que se dirige a su área, pero primero dejan una nota en Mari donde le agradecen y prometen volver a visitarla. Mari agarra la mochila de Yuuki, la deja en el suelo y sale corriendo del hospital para alcanzar la camioneta, pero llega tarde y se queda al costado de la carretera preguntándose por qué Mirai le ha escrito que ella y Yuuki la visitarán "juntas". En la camioneta, Yuuki le pregunta a Mirai qué haría si él estuviera muerto, pero su hermana lo regaña porque si muere ella y los padres sufrirán mucho, luego le pide que no vuelva a hacer este tipo de conversaciones.

En su destino, Mirai se encuentra con una amiga y descubre que sus padres se han refugiado en una escuela primaria. Yuuki corre hacia adelante y Mirai lo pierde de vista. Después de un tiempo conoce a Itsuki, el mejor amigo de su hermano, quien la acompaña al refugio pero sus padres no están porque su madre ha regresado a casa para buscar ropa de repuesto para su padre, quien está hospitalizado por heridas leves. Antes de llegar a ella, Mirai va en busca de Yuuki con Itsuki, pero el niño no se encuentra por ningún lado hasta que Mirai lo ve detrás de la ventana y los dos continúan persiguiéndolo mientras parece que intencionalmente intenta no ser visto por Itsuki. En la clase de Yuuki, frente a un dibujo de ella que representa a toda la familia cerca del Puente Arcoíris, Mirai estalla en lágrimas sin saber por qué e Itsuki la deja sola, pero Yuuki reaparece de repente y la consuela. Sin embargo, cuando llega Itsuki, Yuuki desaparece de nuevo, por lo que los dos van a la casa de Itsuki a buscar el diario donde los dos amigos habían decidido anotar todo el progreso del castaño de indias que plantaron el día antes del terremoto, así que que Mirai puede dárselo a Yuuki tan pronto como lo encuentre. Itsuki entra a la casa a pesar de la advertencia de peligro de derrumbes colocada afuera, Yuuki lo alcanza y por lo tanto Mirai también se ve obligada a entrar. De repente, hay un shock y Mirai usa su cuerpo para proteger a Itsuki y Yuuki de los escombros que se derrumban del techo, pero cuando todo termina, Yuuki se ha ido de nuevo. Aparece poco a poco fuera de la ventana: en realidad es su espíritu porque el bebé realmente murió en el hospital y desde entonces Mirai solo ha imaginado que todavía lo tiene a su lado.

En este punto, Mirai no quiere irse a casa, pero el espíritu de Yuuki la impulsa a volver a la carretera. Solo cuando finalmente llega a casa con su hermana pequeña, como deseaba, Yuuki podía dejar este mundo. Poco después, MIrai se reencuentra con su madre y su padre, por lo que con ellos finalmente puede llorar la muerte de su hermano.

Ha pasado un mes desde el terremoto y Mirai todavía está luchando por recuperarse de la muerte de Yuuki, cuando un día, sorprendentemente, Mari aparece en la puerta de su casa para devolverle la mochila y el teléfono celular de Yuuki. Entre los correos electrónicos recibidos, encuentra uno enviado por Yuuki con el teléfono celular de Mari en el que su hermano pequeño dijo que pronto también desearía tener un teléfono celular para poder enviarle muchos correos electrónicos y divertirse incluso cuando no pudieran hablar. Después de la visita de Mari, Mirai decide darle a su madre el regalo que Yuuki había elegido para ella y el dibujo del niño la noche anterior al terremoto. Como la ciudad de Tokio, Mirai reconstruye su vida con demasiada lentitud consciente del hecho de que Yuuki siempre la cuidará.